Sábado, 23 De Noviembre : San Justino
El cuerpo es precioso a los ojos de Dios, es el preferido entre todas sus obras, así pues es normal que quiera salvarlo… ¿No sería absurdo que lo que creó con tanto mimo, que lo que el Creador considera como la cosa más preciosa de todo lo creado, quede reducido a nada? Cuando un escultor o un pintor quieren que su obra permanezca a fin de que sirva para su gloria, la restaura cuando se ha estropeado. ¿Y Dios vería su bien, su obra, volver a la nada, dejar de existir? Nosotros llamaríamos «obrero de lo inútil» al que construyera una casa para derruirla seguidamente o para dejarla que se estropeara siendo así que podría volver a levantarla. De la misma manera ¿no acusaríamos a Dios de crear el cuerpo inútilmente? Pero no, el Inmortal no es así; ¡aquel que por su naturaleza es el Espíritu del universo no podría ser tan insensato!…En verdad, Dios ha llamado al cuerpo a renacer y le ha prometido la vida eterna. Porque donde se anuncia la buena noticia de la salvación del hombre, ésta se refiere también al cuerpo. En efecto ¿qué es el hombre sino un ser viviente dotado de inteligencia, compuesto de alma y cuerpo? ¿El alma, ella sola, es el hombre? No, es tan sólo el alma de un hombre. ¿Se llamará «hombre» al cuerpo? No, se dice que es el cuerpo de un hombre. Si pues, ninguno de estos dos elementos él solo no es el hombre, es a la unión de los dos al que se llama «hombre». Así pues, es a este hombre que Dios ha llamado a la vida y a la resurrección, y no tan solo a un parte del mismo sino al hombre entero, es decir al alma al cuerpo. ¿No sería, pues, absurdo, siendo que existen los dos según y en la misma realidad, que uno se salve y el otro no?
Lecturas Católicas Romanas – rosary.team