A propósito de Juan el Bautista, leemos en Lucas: “Será grande a los ojos del Señor: convertirá muchos israelitas al Señor, su Dios. Irá delante del Señor, con el espíritu y poder de Elías, preparando para el Señor un pueblo bien dispuesto” (Lc 1,15s). ¿Por quién ha preparado un pueblo, y ante quién ha sido grande? Sin duda alguna ante aquel que ha dicho que Juan era algo “más que profeta” y que “no ha nacido de mujer uno más grande que Juan el Bautista” (Mt 11, 9.11). Porque Juan preparaba un pueblo anunciando por adelantado a sus compañeros de servidumbre la venida del Señor y predicándoles la penitencia, para que, cuando el Señor esté presente estén preparados para recibir su perdón, que vuelvan a aquel de quien se alejaron por sus pecados y transgresiones…Por eso, llevándolos a su Señor, Juan preparaba para el Señor un pueblo bien dispuesto, en el espíritu y el poder de Elías… Juan, el evangelista, nos dice: “Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: éste venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que por él todos vinieran a la fe. No era él la luz, sino testigo de la luz” (Jn 1,6-8) Este precursor, Juan el Bautista, que daba testimonio de la luz, sin duda alguna que fue enviado por el Dios que… había prometido por medio de los profetas de enviar un mensajero ante su Hijo para prepararle el camino (Ml 3,1; Mc 1,2), es decir para dar testimonio de la Luz con el espíritu y el poder de Elías… Precisamente porque Juan es un testimonio, el Señor dice de él que es más que un profeta. Todos los demás profetas anunciaron la venida de la luz del Padre y han deseado ser juzgados dignos de ver a aquel que predicaban. Juan profetizó igual que ellos y lo vio presente, lo mostró y persuadió a muchos para que creyeran en él, de manera que ocupó al mismo tiempo el lugar de un profeta y el de un apóstol. Por eso Cristo dijo de él que era “más que un profeta”.
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