Soy el Pastor y el Maestro de quienes lo desean. De otros, en cambio, soy el Creador, el Dios natural, pero no soy el Rey, ni el Guía, ya que no han tomado su cruz par a seguirme. Son hijos, esclavos e instrumentos del Adversario. Mira esos terribles misterios, su inconsciencia, mira y gime sobre ellos, si puedes a toda hora. Ellos son llamados de la oscuridad a la luz que no declina, de la muerte a la vida, de los infiernos al cielo, de lo provisorio y corruptible a la gloria eterna. Sin embargo, se ponen en cólera y enfurecen contra quienes les enseñan. En vez de seguirme, traman contra ellos toda clase de engaños, prefieren morir antes que dejar las tinieblas y las obras de tinieblas. (…) No los obligues a hacer lo que les enseñas: repíteles simplemente mis palabras y exhórtalos a observarlas como lo que les procura la vida eterna. Esas palabras se elevarán cuando yo vendré para el Juicio y ellas los juzgarán a todos según su mérito. Tú permanecerás sin responsabilidad, sin ninguna clase de condenación porque no ignoraste el valor de mis palabras, sino que lo que has recibido, lo has prodigado a todos. Es lo que me agrada, es esa la obra de mis apóstoles y discípulos, que han actuado siguiendo mis mandamientos: proclamarme Dios en el mundo entero, enseñar mi voluntad y órdenes y dejarlas por escrito a los hombres. Lucha, entonces, para actuar y enseñar como ellos. (…) ¡Esfuérzate en salvarte, tú y los que te escuchan, en caso que encuentres sobre la tierra un hombre que tenga oídos para oír y que escucha tus palabras!
Lecturas Católicas Romanas – rosary.team