Domingo, 1 De Septiembre : San Claudio de la Colombière
¿Por qué tan grande pureza en María? Porque ella debía portar al Hijo de Dios en su seno. Si ella no hubiera sido más pura que los ángeles, el Verbo no habría podido venir en ella de forma conveniente. No hubiera venido con agrado, no hubiera podido aportar esos dones preciosos con los que la llenó en el momento que fue concebido en ella. Recibimos en el Santo Sacramento del altar al mismo Jesucristo que María llevó nueve meses en su seno. ¿Cuál es nuestra pureza? ¿Qué cuidado tenemos para preparar nuestra alma? ¡Cuántos desechos! Cometemos faltas la víspera, el día, en el acto mismo. ¡Sin embargo, él viene! ¡Qué bondad! ¡Nosotros vamos a él! ¡Qué temeridad! ¿Pero ese Dios de bondad viene con agrado? Examinemos cuáles deben ser sus sentimientos. ¿No siente rechazo ante una corrupción tan grande? Y nosotros vamos hacia él impúdicamente, sin sentirnos confundidos, sin contrición ni penitencia. Voy a tratar de preparar mi corazón de forma que le agrade, que encuentre su delicia, oh mi Dios, para no oponerme a las gracias inmensas que recibiré, si yo tuviera cuidado de purificarme, si supiese lo que pierdo. Oh mi Dios, ¡mi ignorancia justifica un poco mi negligencia! (…) Con mis cuidados me voy a poner a purificarme, estaré en estado de beneficiarme con sus visitas, para que pueda venir a mí con agrado. Venga, mi Señor, encontrará, con su santa gracia, mi corazón cada vez más puro.
Lecturas Católicas Romanas – rosary.team