Domingo, 26 De Septiembre : San Agustín
Das los bienes de este mundo y recibes los bienes eternos. Das la tierra y recibes el cielo. Pero ¿a quién dar?… Escucha la Escritura que te dice cómo prestar al mismo Señor: «Quien se apiada del débil, presta al Señor» (Pr 19,17). Seguramente que Dios no tiene necesidad de ti; pero hay alguien que sí la tiene. Lo que das a uno, otro lo recibe. Porque el pobre no tiene qué devolverte; querría, pero no tiene nada; tan sólo queda en él la voluntad de orar por ti. Pero cuando un pobre ora por ti, es como si dijera a Dios: «Señor, he recibido un préstamo, sé tú mi fianza». Desde entonces, si el pobre al cual tú has prestado, es insolvente, hay un buen garante, porque Dios te dice: «Da sin miedo, yo respondo por él… Soy yo quien te lo devolverá, soy yo que lo recibo, es a mí a quien me das». ¿Crees que Dios también te dice: «Yo soy quien recibo, es a mi a quien das»? Sí, ciertamente; si Cristo es Dios no hay aquí ninguna duda porque él mismo dice: «Tuve hambre y me disteis de comer». Y como se le pregunta: «¿Cuándo es que te hemos visto hambriento?» quiere enseñarnos que él es, realmente, el garante de los pobres, que responde por todos sus miembros… y declara: «Cada vez que lo hicisteis con uno de estos mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis» (Mt 25,35s).
Lecturas Católicas Romanas – rosary.team