Jueves, 8 De Junio : Libro de Tobías 6,10-11.7,1.9-16.8,4-9a.
Cuando entraron en Media y ya se acercaban a Ecbátana,
Rafael dijo al joven: “¡Hermano Tobías!”. Este le preguntó: “¿Qué quieres?”. El ángel continuó: “Es necesario que pasemos esta noche en casa de Ragüel; él es pariente tuyo y tiene una hija que se llama Sara.
Cuando llegaron a Ecbátana, Tobías dijo: “Hermano Azarías, llévame directamente a la casa de nuestro hermano Ragüel”. El ángel lo llevó, y encontraron a Ragüel sentado a la puerta del patio. Ellos lo saludaron primero, y él les respondió: “¡Salud, hermanos, sean bienvenidos!”. Y los hizo pasar a su casa.
Luego mataron un cordero del rebaño y los recibieron cordialmente. Después de lavarse y bañarse, se pusieron a comer. Entonces Tobías dijo a Rafael: “Hermano Azarías, dile a Ragüel que me dé por esposa a mi hermana Sara”.
Ragüel lo oyó y dijo al joven: “Come y bebe, y disfruta de esta noche, porque nadie tiene más derecho que tú, hermano, a casarse con mi hija Sara. Ni siquiera yo puedo dársela a otro, ya que tú eres mi pariente más cercano. Pero ahora, hijo mío, te voy a hablar con toda franqueza.
Ya se la he dado a siete de nuestros hermanos, y todos murieron la primera noche que iban a tener relaciones con ella. Por el momento, hijo mío, come y bebe; el Señor intervendrá en favor de ustedes”.
Pero Tobías le replicó: “No comeré ni beberé hasta que hayas tomado una decisión sobre este asunto”. Ragüel le respondió: “¡Está bien! Ella te corresponde a ti según lo prescrito en la Ley de Moisés, y el Cielo decreta que te sea dada. Recibe a tu hermana. Desde ahora, tú eres su hermano y ella es tu hermana. A partir de hoy es tuya para siempre. Que el Señor los asista esta noche, hijo mío, y les conceda su misericordia y su paz”.
Ragüel hizo venir a su hija Sara. Cuando ella llegó, la tomó de la mano y se la entregó a Tobías, diciendo: “Recíbela conforme a la Ley y a lo que está prescrito en el Libro de Moisés, que mandan dártela por esposa. Tómala y llévala sana y salva a la casa de tu padre. ¡Que el Dios del cielo los conduzca en paz por el buen camino”!.
Después llamó a la madre y le pidió que trajera una hoja de papiro. En ella redactó el contrato matrimonial, por el que entregaba a su hija como esposa de Tobías, conforme a lo prescrito en la Ley de Moisés. Después empezaron a comer y a beber.
Ragüel llamó a su esposa Edna y le dijo: “Hermana, prepara la otra habitación, y llévala allí a Sara”.
Ella fue a preparar la habitación, como se lo había dicho su esposo, llevó allí a Sara y se puso a llorar. Luego enjugó sus lágrimas y le dijo: “¡Animo, hija mía! ¡Que el Señor del cielo cambie tu pena en alegría!”. Y salió.
Mientras tanto, los padres habían salido de la habitación y cerraron la puerta. Tobías se levantó de la cama y dijo a Sara: “Levántate, hermana, y oremos para pedir al Señor que nos manifieste su misericordia y su salvación”.
Ella se levantó, y los dos se pusieron a orar para alcanzar la salvación. El comenzó así: “¡Bendito seas, Dios de nuestros padres, y bendito sea tu Nombre por todos los siglos de los siglos! ¡Que te bendigan los cielos y todas tus criaturas por todos los siglos!
Tú creaste a Adán e hiciste a Eva, su mujer, para que le sirviera de ayuda y de apoyo, y de ellos dos nació el género humano. Tú mismo dijiste: “No conviene que el hombre esté solo. Hagámosle una ayuda semejante a él”.
Yo ahora tomo por esposa a esta hermana mía, no para satisfacer una pasión desordenada, sino para constituir un verdadero matrimonio. ¡Ten misericordia de ella y de mí, y concédenos llegar juntos a la vejez!”.
Ambos dijeron: “¡Amén, amén!”,
y se acostaron para dormir. Cuando Ragüel se levantó, llamó sus servidores y fue con ellos a cavar una fosa.
Lecturas Católicas Romanas – rosary.team