Lunes, 27 De Febrero : San Carlos de Foucauld
“Tuve hambre, y ustedes me dieron de comer” (Mt 25,35). Nuestro Señor nos da aquí el verdadero motivo de la limosna, el más poderoso de todos, aunque haya otros. Hay que dar para obedecer la orden de Dios, hay que obedecer para imitar a Jesús que tanto ha dado, que da tan generosamente. Hay que dar porque el amor de Dios nos obliga a reportar el amor que tenemos por él sobre los hombres, sus hijos amados. Hay que dar por bondad, únicamente para practicar y cultivar esta virtud, que tenemos que querer, porque es un atributo de Dios. Es una de las bellezas divinas, es una perfección de Dios, en consecuencia es Dios mismo. Pero el motivo más entrenador y ardiente de todos para dar, es que todo lo que hacemos a nuestro prójimo, lo hacemos a Jesús mismo. Esto significa cambiar, reformar toda nuestra vida, dirigir todas nuestras acciones, palabras, pensamientos… “El Rey responderá: Todo lo que hicieron con el más pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo” (Mt 25,40).
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