Lunes, 3 De Enero : Orígenes
Jesús es el que “brotó del tronco de Jesé” según la carne, “nacido de la descendencia de David según la carne”, y también ” constituido Hijo de Dios en poder según el Espíritu de santidad ” (Is 11,1; Rm 1,3-4). Sí, es “el renuevo que ha brotado del tronco de Jesé”, y sin embargo no es un renuevo, él “el Primogénito de toda criatura” (Col. 1,15); ciertamente no es un renuevo, él, el Dios “el Verbo que al principio estaba junto a Dios” (Jn 1,1), y sin embargo el que nació según la carne es “un renuevo que brota del tronco de Jesé: una flor que ha surgido de sus raíces”… “Sobre él se posará el espíritu del Señor, espíritu de sabiduría y de inteligencia ” (Is 11,2). El espíritu de sabiduría no se posó en Moisés, el espíritu de sabiduría no se posó en Josué, el espíritu de sabiduría no se posó en ninguno de los profetas, ni en Isaías, ni en Jeremías… Vino sobre Moisés, pero después de su visita, Moisés flaqueó en su fe: “¿Escuchad, rebeldes, dice, creéis que podemos sacaros agua de esta roca?” (Núm. 20,10) vino sobre todos los justos. ¿Vino sobre Isaías, pero a quién dice este último? “Yo, hombre de labios impuros, que habito en medio de gente de labios impuros” (Is 6,5)… El Espíritu puede venir bien sobre cualquier hombre, pero no puede encontrar allí de descanso, porque todo hombre peca y no hay justo sobre la tierra que haga el bien sin caer jamás. “¿Quién sacará lo puro de lo impuro? ¡Nadie!” (Jb 14,4)… Si el Espíritu vino sobre muchos, no quedó sobre ninguno. Antes en la Escritura, hay esta palabra: “mi espíritu, dice el Señor, no durará por siempre en el hombre” (Gn 6,3)…
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