Martes, 31 De Diciembre : San Clemente de Alejandría
Ahora bien, el Verbo de Dios, que procede de David y existía antes que él, despreciando la lira y la cítara, instrumentos sin alma, armonizó por medio del Espíritu Santo este mundo y el pequeño universo que es el hombre, su alma y su cuerpo. Mediante el instrumento polifónico, el Verbo canta para Dios y acompaña con el instrumento que es el hombre. “Porque tú eres para mí cítara, flauta y templo”. Cítara por la armonía, flauta por el espíritu, templo por la razón, para que aquella cítara vibre, la flauta sople y el templo haga un sitio al Señor. ¿Qué desea el instrumento, el Verbo de Dios, el Señor, y su canto nuevo? Abrir los ojos de los ciegos y los oídos de los sordos, conducir hacia la justicia a los lisiados y a los extraviados (cf. Is 29,18; 35,5-6; Mt 11,5; Mc 7,37; Lc 7,22), mostrar Dios a los hombres insensatos, detener la corrupción, vencer a la muerte y reconciliar a los hijos desobedientes con el Padre. El instrumento de Dios ama a los hombres: el Señor tiene piedad, educa, estimula, advierte, salva, protege. Y además, como recompensa de nuestro aprendizaje promete el Reino de los cielos, Sólo quiere de nosotros que seamos salvados… Éste es el “canto nuevo”, la aparición del Verbo que ha brillado ahora entre nosotros, que existía en el principio y que preexistía. Se ha manifestado el Salvador preexistente,… ya que “el Verbo estaba junto a Dios” (Jn 1,1), el Señor, apareció el Verbo por el que se creó todo (cf. Jn 1,3).
Lecturas Católicas Romanas – rosary.team