Sábado, 1 De Octubre : San Juan Crisóstomo
«Vosotros habéis llegado a ser los imitadores del divino Maestro» dice Pablo. ¿Cómo es esto? «Recibiendo la palabra junto con las pruebas, en la alegría de el Espíritu Santo» (1T 1,6)… La prueba afecta a la parte material de nuestro ser; la alegría brilla en la parte espiritual. Me explico: los acontecimientos de la vida son tristes y dolorosos, pero los resultados son gozosos, el Espíritu lo quiere así. Es pues posible, que no se acoja con gozo cuando se sufre, si se sufre por los propios pecados, pero se dejará flagelar con regocijo si es por Cristo (cf. Hch 5,41). Esto es lo que el apóstol llama el «gozo del Espíritu»; se respira en lo que la naturaleza rechaza con horror. Donde habéis suscitado mil penas, dice, habéis sufrido la persecución, pero el Espíritu no os ha abandonado en estas pruebas. Como los tres jóvenes fueron rodeados de un suave rocío en el horno (Dn 3), vosotros lo estáis también en la prueba. Sin duda esto no dependía de la naturaleza del fuego y no podía tener otra causa, que el soplo del Espíritu. No entra en la naturaleza de la prueba, dar alegría, y esta alegría no puede venir más que de un sufrimiento pasado anteriormente por Cristo y del divino rocío del Espíritu, que transforma en lugar de descanso, el horno de las pruebas. «Con alegría» dice, y no con una alegría cualquiera, sino con una alegría inagotable; es esto lo que es necesario entender, en cuanto que el Espíritu Santo es el autor.
Lecturas Católicas Romanas – rosary.team