Sábado, 20 De Agosto : Libro de Ezequiel 43,1-7a.
El hombre me llevó hacia la puerta que miraba al oriente,
y yo vi que la gloria del Dios de Israel venía desde el oriente, con un ruido semejante al de las aguas caudalosas, y la tierra se iluminó con su Gloria.
Esta visión era como la que yo había visto cuando el Señor vino a destruir la ciudad, y como la que había visto junto al río Quebar. Entonces caí con el rostro en tierra.
La gloria del Señor entró en la Casa por la puerta que daba al oriente.
El espíritu me levantó y me introdujo en el atrio interior, y yo vi que la gloria del Señor llenaba la Casa.
Y oí que alguien me hablaba desde la Casa, mientras el hombre permanecía de pie junto a mí.
La voz me dijo: “Hijo de hombre, este es el lugar de mi trono, el lugar donde se asienta la planta de mis pies. Aquí habitaré para siempre en medio de los israelitas. El pueblo de Israel no profanará más mi Nombre: ni ellos ni sus reyes con sus prostituciones, ni los cadáveres de sus reyes con sus tumbas.
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