Viernes, 20 De Octubre : Carta de San Pablo a los Romanos 4,1-8.
¿Y qué diremos de Abraham, nuestro padre según la carne?
Si él hubiera sido justificado por las obras tendría de qué gloriarse, pero no delante de Dios.
Porque, ¿qué dice la Escritura?: Abraham creyó en Dios y esto le fue tenido en cuenta para su justificación.
Ahora bien, al que trabaja no se le da el salario como un regalo, sino como algo que se le debe.
Pero al que no hace nada, sino que cree en aquel que justifica al impío, se le tiene en cuenta la fe para su justificación.
Por eso David proclama la felicidad de aquel a quien Dios confiere la justicia sin las obras, diciendo:
Felices aquellos a quienes fueron perdonadas sus faltas y cuyos pecados han sido cubiertos.
Feliz el hombre a quien Dios no le tiene en cuenta su pecado.
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