Viernes, 7 De Enero : San Gregorio de Nisa
La naturaleza humana, petrificada por el culto de los ídolos y congelada por el hielo del paganismo, había perdido su agilidad hacia el bien. Por eso el sol de justicia se levanta sobre ese riguroso invierno y lleva la primavera. Al mismo tiempo que los rayos suben al Oriente, el viento del sud hace fundir ese hielo, calentando toda la masa para que el hombre petrificado por el frío sea penetrado de calor por el Espíritu, se funda bajo los rayos del Verbo y sea de nuevo fuente que brota para la vida eterna. “Hace soplar su viento y corren las aguas” (Sal 147,18). El Bautista lo proclamaba abiertamente a los judíos, al decir que las piedras se levantarían para devenir hijos del Patriarca (cf. Mt 3,9), imitando su virtud. He aquí lo que la Iglesia aprende del Verbo cuando recibe el resplandor de la verdad, por las ventanas de los profetas y el entramado de la Ley, cuando el muro de la doctrina y sus figuras permanece (Ct 2,9). Muestra sombras de las cosas futuras, pero no la imagen de las realidades. Detrás de la Ley está la verdad que sigue a la figura. Por los profetas, ella hace brillar al Verbo para la Iglesia, luego la revelación del Evangelio disipa el espectáculo de las sombras de las figuras. Ella “derriba el muro que los separaba” (Ef 2,14) y el espacio de la casa es invadido por esta luz celeste. No será desde entonces necesario recibir la luz por las ventanas, porque la verdadera luz ilumina todo lo que está en el interior de los rayos del Evangelio. Por eso el Verbo, que endereza a los que están acabados, grita a la Iglesia a través de las ventanas: ¡Levántate de tu caída! Tú que habías resbalado hacia la boca del pecado, habías sido encadenada por la serpiente, caído a tierra y a quien la desobediencia llevó a la caída. ¡Levántate!
Lecturas Católicas Romanas – rosary.team