Lunes, 17 De Enero : Orígenes
¿Quieres que te muestre qué ayuno debes practicar? Ayuna del pecado, no tomes ningún alimento de mezquindad, no aceptes comidas de voluptuosidad, no te recalientes con vinos de lujuria. Ayuna de acciones malvadas, abstente de palabras viperinas, guárdate de pensamientos mezquinos. No toques los panes robados de una doctrina perversa. No desees los alimentos engañosos de una filosofía que te desvía de la verdad. Este ayuno agrada a Dios. (…) Sin embargo, no decimos esto para relajar las bridas de la abstinencia cristiana. Ciertos días de Cuaresma son consagrados al ayuno. Según la costumbre, ayunamos el cuarto y sexto día de la semana. Al cristiano es dada la libertad de ayunar en todo tiempo, no por escrúpulo en el cumplimiento de las observancias, sino por la virtud de la continencia. ¿Cómo guardar intacta la castidad si no es sostenida por el apoyo riguroso de la abstinencia? ¿Cómo consagrarse a las Escrituras, cómo aplicarse a la ciencia y la sabiduría? ¿No es por la continencia del vientre y de la garganta? (…) He aquí para el cristiano un motivo para ayunar. Existe otro motivo, religioso también, que es alabado en los escritos de algunos apóstoles. Encontramos estas palabras de los apóstoles en una carta: “Feliz el que ayuna para nutrir al pobre”. Su ayuno es muy agradable a Dios y en verdad muy digno, ya que imita al que ha dado su vida por sus hermanos.
Lecturas Católicas Romanas – rosary.team