Jueves, 19 De Octubre : Venerable Madeleine Delbrêl
Si participamos en la vida interna de la Iglesia, la autenticidad e intensidad de esta participación no es solamente una cuestión de conocimiento. Podemos ser excelentes teólogos y vivir sólo débilmente de la vida de Dios, podemos saber muy bien qué es la Iglesia y ser únicamente una célula anémica. Lo mismo, podemos “vivir la fe” por lo que es Dios-nosotros o podemos no vivirla, sino sólo adherir intelectualmente a la Iglesia-nosotros. Mismo cuando vivimos una vida unida a Jesús, creo que tenemos que preguntarnos si no estamos haciendo de él y su amor algo un poco “histórico”, viéndolo en la Iglesia especialmente cómo era y no cómo es. ¿Comprendimos, como Juana de Arco, que “Cristo y la Iglesia son uno”? A veces, con respecto a la Iglesia, tenemos la actitud de alguien que quiere un certificado de buena conducta. No es que la Iglesia nos conduce, sino que ella es y, en ella, nosotros somos. Ella es el Cuerpo de Cristo y, en ella, nosotros somos. Ella es el Cuerpo de Cristo y somos miembros de ese Cuerpo. Nuestra dependencia, nuestra dedicación hacia ella, exigen actos exteriores, signos, pero antes que nada, dependencia y dedicación interior, vital. Nuestra dependencia es considerable, en relación con el Cuerpo que ella es.
Lecturas Católicas Romanas – rosary.team