Lunes, 26 De Junio : San Juan Clímaco
No tengas demasiado respeto al que delante de tí dice mal de su proximo; antes le dí: Calla hermano, porque aunque tú no hagas lo que este hace, puede ser que hagas otras cosas peores, que él por ventura no hará. Pues cómo le puedes condenar? Porque con esta sola medicina ganarás dos cosas: curarás a tí, y tambien al proximo. Entre los caminos que ay para alcanzar perdon de los peccados; este es muy breve; conviene saber, no juzgar a nadie; porque verdadera es aquella sentencia que dice (Lc 6,37): No querais juzgar, y no sereis juzgados. (…) Aunque veas peccar a otro quando está para espirar, no lo condenes. Algunos ay que públicamente cayeron en grandes peccados; los quales despues secretamente hicieron mayores bienes. Y por esto se engañan los que juzgan las vidas de los otros, siguiendo mas el humo que el sol: esto es, la sospecha que el claro conoscimiento de la verdad. Oidme (ruegoos) los que sois malos juezes de los otros. Si es verdad (como lo es) que con el juicio que cada uno juzgare, será juzgado (Mt 7,2): claro está que en las cosas que culpáremos a nuestros proximos, en estas mismas vendremos por justo juicio de Dios a ser culpados. La causa porque somos tan faciles en juzgar los delitos de los otros, es porque no tenemos el cuidado que debiamos tener de llorar y enmendar los nuestros. Porque si alguno, quitado a parte el velo del amor propio, mirare diligentemente sus males, ningun pecado le fatigará mas en esta vida que este; considerando que no tiene tiempo sufficiente para llorarse, aunque le quedassen cien años de vida, y aunque viesse el rio Jordan convertido en lagrimas manar de sus ojos. (…) Juzgar no es otra cosa que usurpar desacatadamente la silla y dignidad de Dios, a quien solo pertenesce el officio de juzgar los otros. Condenar al proximo no es otra cosa que matar el hombre a sí mismo.
Lecturas Católicas Romanas – rosary.team