Lunes, 27 De Mayo : Santa Catalina de Siena
Querido padre, ¿qué corazón puede ser tan duro, tan obstinado, para no enternecerse si contempla el amor que le porta la Bondad divina? Ame, ame, piense que antes de amar, ha sido amado. Dios, mirando hacia sí mismo, se ha apasionado por la belleza de su criatura. Llevado por el ardor de su inefable caridad, ha creado a su criatura para que tenga la vida eterna y goce de la felicidad infinita de la que goza él. ¡Oh amor inefable! ¡Ha dado muchas pruebas de este amor! Señor, el hombre, perdiendo la gracia por el pecado mortal, por la desobediencia cometida contra usted, no estuvo privado de ese amor. Considere, mi padre, con qué medios la clemencia del Espíritu Santo ha restablecido la gracia en el hombre. Vean cómo la grandeza suprema de Dios ha revestido la esclavitud de nuestra humanidad, con tal abajamiento, con tal profunda humildad, que todo nuestro orgullo se siente confundido. Que los hijos insensatos de Adán se avergüencen de ver a Dios humillado hasta el hombre, como si el hombre fuera el señor de Dios y no Dios el señor del hombre. Porque el hombre no es nada por sí mismo, todo lo que tiene Dios se lo ha dado por gracia y no por obligación. (…) Si, mi padre, por el amor de Dios, aumente el fuego de su deseo queriendo dar su vida por Jesús crucificado, su sangre por amor de su sangre. ¡Qué feliz sería su alma y la mía, que ama tanto su salvación, si quisiera dar su vida por el nombre del buen y tierno Jesús! Rezo a la soberana y eterna Bondad, de hacernos dignos de la felicidad de sacrificarle nuestra vida. Corra generosamente a cumplir grandes cosas para Dios. (…) Responda a la voz y a la clemencia del Santo Espíritu, que lo llama tan tiernamente.
Lecturas Católicas Romanas – rosary.team