Martes, 2 De Enero : Monasterio Santa Catalina del Monte Sinaí
Tú, la Voz del Verbo, recibe ahora nuestras voces, oh Bautista, y libera a tu pueblo de las pasiones, peligros, numerosas aflicciones y del castigo eterno. Indicas siempre, Bienaventurado, al Cordero de Dios que quita los pecados del mundo. Suplícale que borre mis graves y largas fallas y réndeme digno de la vida. Oh mi alma, apresúrate y grita, disipando la oscuridad de las locas pasiones: “¡Ten piedad de mí, Jesús, por la intercesión del Bautista y retírame del cenagal de mis acciones!” Madre de Dios, Aquel ante el cual se tienen temblando las tropas celestiales y que por pura bondad se unió a los mortales, tú, Purísima, lo traes al mundo. Suplícale insistentemente de tener piedad de tus servidores. (…) En el bautismo has visto al Espíritu Santo descender sobre el Verbo bajo la forma de una paloma. Fuiste juzgado digno, Bienaventurado, de escuchar la voz del Padre: “Este es mi Hijo que comparte mi trono”. A él la Creación entera canta “¡Celebren al Señor, todas sus obras, exáltenlo por los siglos!” Madre de Dios, conserva mi inteligencia en la humildad. Joven llena de la gracia de Dios que al dar a luz has aplastado la revuelta del demonio, levántame del barro de las pasiones y alimenta al que con hambre de gracia despliega este canto “¡Celebren al Señor todas sus obras y exáltenlo por los siglos!”
Lecturas Católicas Romanas – rosary.team