Martes, 3 De Diciembre : San Carlos de Foucauld
Mi Dios, es muy bueno por invitarnos a la alegría. No sólo invitarnos sino también presentarnos el fuerte motivo, poderoso, que nos lleva a estar en la alegría, en la medida que lo amamos… El motivo de la alegría que propone, es su propia felicidad. Más amaremos, más desearemos ardientemente su bien. Cuanto más ponemos en usted nuestra alegría y nuestra vida, más gozaremos profundamente de su alegría. En el cielo, su felicidad es la principal alegría de los elegidos. En gran parte depende de nosotros de gozar ya en esta vida de esa felicidad celeste, si nosotros lo amamos suficientemente como para salir de nosotros mismos y poner nuestra alegría en usted. Si ponemos nuestra alegría en usted, ¡seremos felices desde ese momento ya en esta tierra! Si no ponemos nuestra alegría en usted, no seremos plenamente felices, ni siquiera en el cielo. ¡Qué bueno es, mi Dios, por llamarnos desde este mundo a tal felicidad y alta perfección, invitándonos a una estrecha unión con usted, impulsándonos con ardientes palabras! ¡Qué bueno es, mi Dios! “Aclame al Señor toda la tierra, sirvan al Señor con alegría, lleguen hasta él con cantos jubilosos” (Sal 100,1-2).
Lecturas Católicas Romanas – rosary.team