Miércoles, 15 De Noviembre : Santa Catalina de Siena
Queridos Hermanos y Señores de la tierra en Cristo, el buen Jesús. Yo, Catalina, esclava de los servidores de Jesucristo, les escribo, en su preciosa sangre. Escribo con el deseo de verlos agradecidos por todas las bondades que ustedes recibieron de Dios, con la finalidad que aumenten y nutran el manantial de amor divino de sus almas. El agradecimiento es muy agradable a Dios y beneficioso para nosotros. La ingratitud desagrada mucho a Dios y nos hace mal. Con ella secamos la piedad, invitamos a Dios a no aumentar sus gracias y a privarnos de las gracias que nos ha hecho. Tenemos que aplicarnos con mucho celo a ver las bondades de Dios, ya que al verlas las agradeceremos y al agradecerlas damos gloria y alabanza a su Nombre. ¿Cómo mostraremos nuestro agradecimiento o nuestra ingratitud? Se los diré. Mostramos nuestra ingratitud ofendiendo la bondad de Dios y de nuestro prójimo, al ofenderlos de mil maneras y con mil injusticias, al no facilitarles lo que estamos obligados a darles. Es decir, al no amar a Dios por encima de todas las cosas y a nuestro prójimo como a nosotros mismos. (…) En cambio, el hombre fiel y agradecido hacia su Creador, le rende la justicia que le es debida, la alabanza y honor que Dios demanda, al amarlo por encima de todo y al amar al prójimo como a sí mismo. Ese hombre contempla la humildad de Dios para abajar su orgullo (…), agranda su corazón en la caridad y se purifica de todo en la pureza de Cristo, en la abundancia de su preciosa Sangre. (…) Quisiera mis queridísimos Hermanos, que agradezcan las gracias que les hace el Creador. Así ellas aumentarán.
Lecturas Católicas Romanas – rosary.team