Miércoles, 20 De Marzo : Orígenes
“Yo sé que ustedes son descendientes de Abraham” (Jn 8,37). (…) Podemos dar otra explicación, fundada sobre el texto griego: “Yo sé que ustedes son de la raza”, literalmente, “de la simiente de Abraham”. Para rendir esta explicación más clara, veamos primero la diferencia entre la simiente destinada a formar el cuerpo y la destinada a formar al niño. La simiente posee todas las razones constitutivas del que ella es la simiente, aunque sean todavía en estado de inacción y reposo. Pero después de la transformación de la simiente y su acción particular en la materia que le es presentada por la mujer, el niño toma la forma de quien lo ha engendrado, ayudado por la alimentación. En cuanto al cuerpo, todo niño viene de una simiente, pero no todas las simientes se transforman en niño. (…) Es necesario que el que es la simiente de Abraham, se convierta en su hijo, tomando su semejanza. Puede ocurrir, que por negligencia o inacción, se destruya en él esta preciosa simiente. Pero la esperanza no estaba todavía destruida en las personas a las que nuestro Señor se dirigía. Jesús sabía que eran la simiente de Abraham, que no habían todavía perdido el poder de devenir hijos de Abraham. Por eso les dijo que si eran hijos de Abraham, obraran como él (cf. Jn 8,39). Si hubieran querido dejar crecer esa preciosa simiente hasta su perfecto desarrollo, hubieran comprendido la palabra de Jesús. (…) Hay quienes se limitan a elegir una sola de las obras de Abraham, la que el apóstol releva en estos términos: “Abraham creyó en la palabra de Dios y su fe le fue contada como justicia” Pero si la fe es la única obra necesaria, ¿por qué el Salvador dijo en plural y no en singular: “Hagan las obras de Abraham”? Esas palabras son el equivalente de estas otras: Hagan todas las obras de Abraham, tomando la vida de Abraham en sentido alegórico y sus acciones en sentido espiritual. El que quiere devenir hijo de Abraham, no debe seguir su ejemplo y tomar sus sirvientas como esposas. Tampoco, después de la muerte de ella, esposar otra mujer en la vejez.
Lecturas Católicas Romanas – rosary.team