Miércoles, 26 De Enero : San Agustín
El evangelio que acabamos de leer nos invita a buscar cuál es esta cosecha que nos dice el Señor: “La cosecha es abundante, los obreros son pocos. Pedid al dueño de la casa que mande obreros a su cosecha”. Es entonces cuando envió, además de los doce discípulos a quienes nombró apóstoles (“enviados”), a otras setenta-y-dos personas. Tal como se desprende de sus propias palabras, a todos los envió a una cosecha ya preparada. ¿A qué cosecha? Seguro que no iban a cosechar entre los paganos donde nadie había sembrado. Es, pues, de pensar, que la cosecha se hizo entre los judíos; es para esta cosecha que vino su propio dueño. A los otros pueblos no manda cosechadores sino sembradores. Entre los judíos, pues, la cosecha; en otras partes, la siembra. Y es, ciertamente, cosechando entre los judíos que ha escogido a los apóstoles; era el tiempo de la cosecha, ésta estaba madura porque antes, los profetas, habían sembrado entre ellos… El Señor dijo a sus discípulos: “¿No decís vosotros que faltan todavía cuatro meses para la cosecha? Yo os digo: esto: Levantad los ojos y contemplad los campos, que están ya dorados para la siega” (Jn 4,35): Y les dijo también: “Otros sudaron y vosotros recogéis el fruto de sus sudores” (v 38). Abraham, Isaac, Jacob, Moisés y los profetas sudaron; sudaron para sembrar el grano. A su venida, el Señor ha encontrado madura la cosecha, y ha enviado segadores con la hoz del Evangelio.
Lecturas Católicas Romanas – rosary.team