Sábado, 16 De Marzo : San Gregorio Magno
“Si él destruye, nadie reconstruye; si aprisiona, nadie puede abrir” (Jb 12,14). Dios todopoderoso se retira del corazón del hombre cuando él lo abandona, lo construye cuando él lo colma. No es con una alta lucha que Dios destruye el alma del hombre, sino retirándose. Se pierde sólo si es reenviada a sí misma. De ahí viene con frecuencia que en el momento que se sancionan sus faltas, la gracia de Dios todopoderoso no llena el corazón del que escucha. En vano el predicador trata de instruirlo desde afuera, ya que muda es la boca que habla si no grita desde el fondo del corazón, que inspira las palabras que resuenan. No hay que asombrarse que un corazón no entienda a un predicador ya que el Señor mismo, cuando habla, encuentra a veces la resistencia de una existencia perversa. (…) Job agrega con razón “Si aprisiona, nadie puede abrir” (Jb 12,14). Si un hombre se conduce mal, la acusación de su corazón lo puede apesadumbrar, aunque no le venga ninguna acusación del exterior.
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