Viernes, 10 De Junio : Tertuliano
¿Dónde voy a encontrar la fuerza para describir de manera satisfactoria la felicidad de un matrimonio cristiano? La Iglesia confirma el contrato, la ofrenda eucarística lo sella con la bendición, los ángeles lo proclaman y el Padre celestial lo ratifica. ¡Qué dulce y santa alianza aquella en la que los dos son cristianos (Mt 11,29), unidos por una sola esperanza, un solo deseo, una sola disciplina, el mismo servicio¡ Los dos son hijos de un mismo Padre, servidores de un mismo Señor… son ciertamente dos en una sola carne(Mt 19,5). Allí donde la carne es una, uno también es el espíritu. Juntos oran, juntos se postran, juntos observan a los jóvenes; se instruyen mutuamente, se exhortan mutuamente, se dan ánimos mutuamente. Los encontráis juntos en la iglesia, juntos en el banquete de Dios, juntos en las pruebas, las persecuciones, los consuelos. Entre ellos no existe ningún secreto, ninguna escapatoria, ningún motivo de pena. Con toda libertad visitan a los enfermos, asisten a los indigentes. Para la limosna ninguna tacañería, para el sacrificio ningún contratiempo, para la observancia de los deberes cotidianos no hay trabas. En su casa ningún signo de cruz furtivo, saludo inquieto, bendición muda. Entre ellos, resuenan salmos e himnos; se provocan mutuamente para saber quien entona el mejor canto a su Señor. Cristo se alegra de esta vista en este concierto. Les envía su paz. Allí donde dos están reunidos, él también está presente (Mt 18,20). Allí donde él está presente, el malvado no tiene lugar.
Lecturas Católicas Romanas – rosary.team