Viernes, 29 De Septiembre : San Cirilo de Jerusalén
¿Con el pretexto que soy incapaz de beber todo el río, me privaría de tomar modestamente lo necesario? ¿Con el pretexto que la constitución de mis ojos me impide abrazar todo el sol, no lo miraría cuando lo requiero? ¿Con el pretexto que no puedo comer todos los frutos de un gran huerto, me quedaría finalmente con hambre? Alabo y glorifico al que nos ha hecho, el orden divino lo indica “Qué todas tus obras te den gracias, Señor, y tus fieles te bendigan”; “Mi boca proclamará la alabanza del Señor: que todos los vivientes bendigan su santo Nombre, desde ahora y para siempre” (Sal 144,10.21). (…) Sin embargo, está escrito lo dicho por Jesús “los ángeles de los pequeños en el cielo, están constantemente en presencia de mi Padre celestial” (Mt 18,10). También los ángeles ven a Dios, no cómo es sino cómo lo comprenden. Jesús aclara “Nadie ha visto nunca al Padre, sino el que viene de Dios: sólo él ha visto al Padre” (Jn 6,46). Los ángeles ven según su capacidad, los arcángeles como pueden verlo, los Tronos y Dominaciones mejor que ellos, pero todos sin un conocimiento digno del Ser que miran. Únicamente puede ver como es debido, al mismo tiempo que el Hijo, el Espíritu Santo. “Porque el Espíritu lo penetra todo, hasta lo más íntimo de Dios” (1 Cor 2,10). Por eso sólo el Hijo único y el Espíritu Santo, conocen al Padre adecuadamente. Ya que “nadie conoce al Hijo sino el Padre, así como nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar” (Mt 11,27). El Hijo ve al Padre cómo es y lo revela con el Espíritu y por el Espíritu a cada uno de nosotros, según su capacidad. (…) Lo que los ángeles ignoran, el único engendrado [el Hijo] nos lo revela con el Espíritu Santo, según nuestra capacidad. Que entonces ningún hombre se avergüence de confesar su ignorancia.
Lecturas Católicas Romanas – rosary.team