Viernes, 8 De Marzo : San Agustín
Yo, Señor, sé con certeza que te amo, no tengo dudas de ello. Heriste mi corazón con tu verbo y te amé… Pero ¿qué es lo que amo cuando te amo? No es la hermosura corpórea, ni el encanto transitorio, ni el resplandor de luz agradable a mis ojos de acá abajo, no las suaves melodías de cantos de variados modos, no la delicada fragancia de las flores, perfumes o aromas, no la dulzura del maná o de la miel, ni el deleite del cuerpo con abrazos de la carne. Nada de eso es lo que amo, cuando amo a mi Dios. Sin embargo, amo cierta luz, cierta armonía, cierta fragancia, cierto manjar y cierto deleite, cuando amo a mi Dios. Él es luz, melodía, fragancia, alimento y deleite del hombre interior en mi. En él resplandece como una luz que el espacio no atrapa, y percibe un sonido que el tiempo no arrebata, siente una fragancia que el viento no dispersa, y saborea un manjar que al comer no se consume, En él se cierra un abrazo que la plenitud no abre. Esto es lo que amo, cuando amo a mi Dios.
Lecturas Católicas Romanas – rosary.team